Tarta de queso "La Viña"
¿Fue la tarta de queso el primer alimento de campeones? Posiblemente.
Según escritos antiguos, ya era consumida por los atletas que participaban en los Juegos Olímpicos, allá por el año 776 a.C. Aunque sospecho, que la masa que debían ingerir aquellos olímpicos no sería, ni por asomo, las delicatessen que disfrutamos hoy en día.
Los romanos ya se encargaron de mejorar la receta al incorporar el huevo y hornear la mezcla entre ladrillos calientes…
Obviamente, la expansión del Imperio Romano, contribuyó a dar conocimiento del bocado. De Europa pasó a América y de ahí, al resto del mundo…
El pastel se hizo tan famoso, que hasta se ha instaurado un día especial en el calendario. El 30 de julio, se celebra el Día Mundial de la Tarta de Queso…!!!
Existen tantas versiones de la tarta, como gustos y paladares en el mundo: Cremosa, cuajada, compacta, con base, sin ella, tostada, sin tostar, con horno, sin horno…
Hoy me he decantado por una de las más clásicas en España. Se trata de la tarta de queso del Restaurante “La Viña”, de San Sebastián. Una receta muy tradicional y, si me apuras, hasta rústica, que se ha hecho tan famosa, que está empezado a hacer sombra a la típica neoyorquina.
La receta permite dejar el pastel más o menos cremoso, según el gusto de cada cual. Sólo hay que hornear a menor temperatura y dejarlo menos tiempo dentro del horno.
Las modas cambian y los gustos evolucionan al mismo ritmo.
Ahora prima la tarta super cremosa. Esa que al cortar una porción, el queso se derrama por todo el plato…
Ahí os dejo opinar.
Yo, como soy un poco chapada a la antigua, me gusta comer las tartas con tenedor. Qué, para cucharilla, ya están las natillas y el arroz con leche…
Tarta de queso de “La Viña”
Ingredientes para un molde de 20 cm
500 gr de queso crema de buena calidad (Filadelfia)
200 gr de azúcar
4 huevos, talla L
250 ml de nata para montar (mínimo de 35% M.G.)
1 cucharada sopera rasa, de Maicena.
Todos los ingredientes den estar a temperatura ambiente.
Preparación
Precalentamos el horno a 220º con calor arriba y abajo y forramos el molde con un papel sulfurizado previamente humedecido. Conviene que sea de paredes altas y fondo desmontable.
En un bol grande, mezclamos el queso con el azúcar hasta que quede integrado.
Incorporamos los huevos, todos juntos y seguimos batiendo.
Sin dejar de batir, vertemos la nata líquida sobre el preparado.
Por último, tamizamos y añadimos la cucharada de maicena.
Batimos todo hasta dejar una crema lisa.
Vertemos en nuestro molde, e introducimos en el horno.
Bajamos la temperatura a 210º y horneamos durante 40 minutos con la bandeja a media altura. Veremos cómo va subiendo el preparado, aunque no se llega a desbordar.
Pasado ese tiempo, apagamos el horno. El centro del pastel queda temblón, pero al enfriarse, quedará más sólido.
Dejamos reposar el pastel durante 10 minutos dentro del horno, con la puerta entreabierta.
Después, sacamos y dejamos enfriar por completo a temperatura ambiente.
Al desmoldar, eliminar el papel sulfurizado con mucho cuidado para que no se rompa la tarta.
NOTA
Si queremos que el interior del pastel quede muy cremoso, casi líquido, hornear a 200º y desmoldar pasadas un par de horas después de sacar del horno.
Al refrigerar la tarta, se compacta la crema. Para consumirla, una vez refrigerada, déjala fuera de la nevera hasta que se atempere. Así está mucho más rica.
Degústala sola, o acompañada de frutos rojos frescos.